En 2005, al fallecer el Papa Juan
Pablo II, una nueva cara de 48
años atrajo todas las miradas en la
ciudad del Vaticano: Georg Gänswein, el
secretario del Papa Benedicto XVI (Joseph Ratzinger).
Dos años más
tarde, fue entrevistado por múltiples medios de comunicación como Radio
Vaticana y el diario Süddetsche Zeitung, entre otros, donde respondió con franqueza diversos comentarios vertidos al respetco de su apariencia física. Desde ese momento, se convirtio en todo un fenómeno en las redes sociales (Facebook, Twitter, páginas web...).
Pero el ahora arzobispo
alemán es una caja de sorpresas. Por si fuera poco, Donatella Versace lo convirtió en un icono de la moda: le dedicó la colección otoño/invierno de 2007, MEN (colección del clérigo), inspirada completamente en
él. En ella, se apreciaban siluetas masculinas sobrias y elegantes donde el blanco
y el negro tenían gran importancia. Estilismos lisos sin estampados, monocromáticos, con pequeños detalles en color. Una colección clásica y atemporal con un punto
de diseño. Fue una de sus colecciones de más éxito.
Como cabía esperar, tras todo esto, el dieciséis de enero de 2013, la edición italiana del
Vanity Fair lo conviertió en su portada bajo el título: “Padre Georg, ser guapo
no es un pecado”; lo apostilló como “el George Clooney del Vaticano”.
Hoy, a los 56
años, no solo es un icono de la moda y está considerado uno de los hombres más
guapos del planeta, sino que también es uno de los más poderosos: secretario
personal de Benedicto XVI y jefe (prefecto, según la nomenclatura vaticana) de
la Casa del Papa Francisco. Él es el único hombre que tiene balcones con vistas
a los dos Pontificios y maneja toda la agenda y eventos del nuevo Papa.
Carlota Badia Mm1
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