La gran mayoría, sino todos, sabemos que Converse (1908) sufrió su primer boom en la década de los 20 cuando Chuck Taylor, estrella del baloncesto, adoptó las All Star como sus zapatillas oficiales de juego. El incremento de la demanda hizo que la compañía agregase una amplia gama de colores a sus diseños, manteniendo las blancas y negras como las zapatillas clásicas de Converse.
Converse lo petó entre los 50's y los 80's, sobre todo en tribus urbanas de estilo más undreground como los Punks. De echo, hasta hace apenas una década, las All Star se consideraban zapatillas "callejeras" y baratas, calzadas por quienes no podían permitirse unas Nike, unas Adidas o unas Reebok, marcas que destronaron a Converse del top de ventas durante finales de 1980 y durante la década de 1990, a pesar de sus campañas publicitarias de carácter agresivo.
En 2001 Converse se declaró en quiebra y en 2003 vendió la empresa a Nike, que le ofreció 305 millones de dólares. Es aquí cuando comienza a prepararse el nuevo gran boom de las zapatillas, que volverían a arrasar en las calles tras su aparición en I, Robot (2004), dirigida por Alex Proyas y protagonizada por Will Smith, y más tarde en Marie Antoniette (2006), de Sofia Coppola por Kristen Dunst.
Es a partir de entonces cuando las Pisahuevos renacen como los último en moda. Vestidas por cualquier persona de cualquier estilo, desde los nuevos Punks hasta las it-girls, pasando por estrellas de la música y el cine, skaters, rockers modernos, emos, pijos y hipsters, Converse inunda las calles con una grandiosa variedad de modelos, colores, estampados y colaboraciones, siendo la zapatilla idónea para cómodamente por la ciudad sin renunciar al estilo.
Adrian Varea.
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